LOST IN TIME

5.25.2011

NADA SE TERMINA AQUÍ...

Nada se acaba, hasta que no lo intentas más. 
No me gustan los finales. Para qué puntos finales en la vida si puedes tener siempre puerta abiertas? Para qué botar la botella vacía cuando la puedas volver a llenar con lo mismo hasta el tope cuando quieras? Para qué despedidas si siempre un "Hasta luego" o un "Nos vemos pronto" dan una fecha a las bienvenidas? Me declaro oficialmente no simpatizante de los finales, y ahí se incluyen los finales felices, porque yo no quiero "un final feliz", yo quiero un "continuará (...) feliz para siempre".  

Quizás no tenga tan claras otras cosas sobre mí como tengo ésta. Creo que no tengo claras esas cosas que escucho decir que son indispensables ya tener definidas a esta edad, pero, por ahora, aprendí que me ha gustado cambiar mi radicalismo por la flexibilidad, que disfruto con asomarme de vez en cuando por las puertas abiertas en vez de estar cerrando asuntos y ciclos, y que ya no que me gusta decidirme entre el blanco y el negro cuando he siento tan cómoda entre la infinita gama del gris! 

Antes pensaba que para llevar una vida plena, tranquila y exitosa era necesario tener todo bastante definido; armaba cajones imaginarios cuidadosamente etiquetados y atentamente divididos en donde después de clasificar cada pequeña cosa que vivía o sentía, la iba archivando para no tener no cabos sueltos, asuntos inconclusos, dudas o baches. Pero, de dónde había sacado yo la idea de la inmutabilidad de la vida cuando todo, absolutamente todo, está en constante evolución y cambio? No sé cómo penetró la magia de la incertidumbre en mi vida, pero sé que ya no quiero tener mis gustos 100% definidos, ni mis pensamientos totalmente estructurados y organizados, ni mis opiniones milimétricamente encasilladas, y mucho menos, mis sentimientos absolutamente esclarecidos. Quién dijo que era malo cambiar con las fases de la luna? Quién dijo que no te puedes reinventar todos los días? Quién nos metió la idea de que los días se acaban cuando oscure, si la luna nunca ha dejado de iluminar las noches? 

Buscando las razones de mi reciente y creciente fobia a los finales, descubrí algo de mí que no conocía: todo este tiempo he sido una nostálgica implacable y no me había dado cuenta. Pero no me gusta! Y por eso no me gustan los finales! No me gusta el sentimiento de tristeza que producen las ausencias y los recuerdos, pero aunque no pueda evitar armar recuerdos, ni frenar la creación de ausencias, puedo esquivar la melancolía poniendo una coma o unos puntos suspensivos. 

Ahora...me gusta poder cambiar mis reglas cada minuto. Me encanta poder cambiar mis gustos; y que me gustes hoy y mañana no. No saber si te amo? pero que podría hacerlo ya y al día siguiente olvidarme que alguna vez siquiera te conocí, sólo para volverme a enamorar de ti como si fuera la primera vez. Disfruto con no tener que sacar a nadie nunca de mi vida, si así lo decidí. Y tengo metas diferentes cada día, y quiero armarme de infinitas posibilidades y miles de probabilidades. Tengo un Plan A, pero seguido de un Plan B, C, D, E, F...y hasta G, por si acaso...
y también tengo cosas inamovibles: el amor por mí misma, por mi familia y mi patria, los valores y principios que me inculcaron en mi casa, la sinceridad de mis sonrisas, la espontaneidad de mis besos, la  franqueza de mi mirada y la apatía por los finales...porque tengo la firme convicción que siempre podemos volver a empezar de cero si se quiere. 

S. Díaz. 

4.14.2011

IS LESS REALLY MORE?


Nothing external to us can give us permanent and true happiness. 
We actually have all we need, to be truly happy, within us.

The art of having less but enjoying our lives more, involves a few simple changes in perspective. 
First, we must understand where our true values lie and focus on them. Then, we must take time to enjoy the simple things, slow down, and see what’s right in front of us.


S. DÍAZ. 

4.07.2011

Do you need a sign?



Life begins at the end of your comfort zone, so get used to being uncomfortable. 
It won’t kill you. 
Do you need a sign? 
Here it is!
Stop waiting for the perfect time to do what you want to do. Do it NOW!!!


S. DÍAZ

3.27.2011

¿DÓNDE ESTÁ LA FELICIDAD?

He llegado a conocer muy de cerca a una familia europea. Son mis vecinos. Los había visto varias veces por el barrio, pero ya después comencé realmente a fijarme en ellos cuando su hijito, un chiquitín de 3 años y medio comenzaba a entablarme conversaciones como un señor de 40, cada vez que podía. 
Sus padres, al verlos, representan fielmente el 'cliché' de la reputación europea en America Latina; son lo que uno cree que son los europeos: distantes, con buenos modales, letrados, muy cultos y viajados. Pero además, al conocerlos, me he dado cuenta que son trabajadores incansables, extremadamente organizados en sus gastos y con su tiempo, y especialmente unos padres devotos. 
Hacen una linda pareja; ella es blanca, esbelta, lleva su pelo corto, sus lindos ojos cafés detrás de unos lentes de lectura y habla con bonito francés sureño, y por el otro lado, está él,  es alto, muy delgado, de ojos turquesa, de poco pelo pero con un encantador inglés londinense. Y cuando quieren salir a cenar sólo los dos, más una que otra tarde, yo me quedo cuidando a Thomas
Luego de hablar muchas veces con su hijo e intercambiar un par de sonrisas con ellos, comenzamos a hablar, y desde ahí, comenzó a nacer una fuerte amistad con esta familia. Me encanta hablar con ellos. Los dos trabajan en uno de los Bancos más grandes de Francia, pero en diferentes áreas y haciendo labores totalmente distintas. Se conocieron allí, por un amigo de un amigo, que era amigo de un amigo del amigo del amigo de alguno de sus amigos. 

Anthony habla un perfecto y envidiable inglés, un fluido francés y muy buen español. En italiano y portugués puede entablar una que otra conversación, y comienza a aprender algo de chino (..o japonés? ya ni me acuerdo cuál de los dos es!). Además, estudia para ser profesor de yoga, así que sabe casi todo lo que hay que saber sobre la renovación interior, la fuerza de la mente, la purificación del corazón y la adoración a Krishna (ya saben, con el mundialmente conocido "Great Mantra": Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna, Krishna, Hare, Hare...etc). Yo soy feliz hablando con él tardes enteras sobre toda la cultura hindú, la importancia de la meditación y la reflexión en nuestras vidas, de las miles de posiciones que te ayudan a respirar mejor, a tener una mejor postura del cuerpo y a conectarte con tu alma. Como buen inglés, siempre me invita a un té, y seguimos hablando de las más de 50 veces que se ha mudado, de sus miles de viajes cuando joven, pero sobretodo de sus años vividos en India. A mi me apasionan estas historias y todo este tema de la espiritualidad, así que nunca nos cansamos de hablar con tantas cosas en común. 
Magali se expresa con un perfecto francés de cuna, habla el inglés suavemente y maneja medianamente el español. Ella es más reservada, pero una anfitriona perfecta; aunque llega cansada del trabajo prepara la cena y, si estoy yo en casa, siempre estoy invitada. Aparte, me llama cada vez que hace su deliciosa tarta de manzanas, y mantiene en casa frutas y yogurt de vainilla solamente porque sabe que me encantan. Yo soy feliz hablando con ella de las costumbres francesas, de las mejores tiendas de ropa (porque siempre sabe dónde está la mejor relación calidad-precio), de las historias de cómo la criaron en Marseille y de lo mucho que le hace falta el sonido del mar al levantarse cada mañana. Me enseña cómo debo establecer mis relaciones (de amistad, de trabajo y amorosas) con los europeos, cómo preparar las recetas caseras francesas y todas las expresiones coloquiales. Ella en cambio me brinda café (aunque siempre me  insiste en que NO es Colombiano), y siempre tenemos algo nuevo que contarnos. 

Ahora, ella tuvo depresión post-parto y eso, en este caso, rompió un poco la conexión de Thomas con su madre. El padre sufre al ver esta situación, pero es un tema delicado que le cuesta resolver en familia. Ella quiere otro hijo, quizás buscando una segunda oportunidad, pero él dice que ya está muy viejo y que la buena educación sale muy cara. Thomas sólo quiere jugar con papá y Ella no dice nada, pero la tristeza se nota en su mirada, y Él no dice nada, pero la incomodidad la demuestra con sus gestos. Y yo? yo me quedo solamente observando, sin decir nada, sin hacer nada, simplemente preguntándome: ¿cómo a pesar de esto, logran ser felices? ¿dónde está la felicidad? 

Y es sencillo, hacen lo que todos deberíamos hacer y que en una de esas tantas tardes de tertulia me pude responder cuando me han explicado detalladamente:  

"Susana, no pienses lo que universalmente todo el mundo piensa sobre la felicidad; que la felicidad es un golpe de buena suerte, que es algo que quizás te llegará del cielo si eres lo suficientemente afortunada. No, la felicidad no funciona así. 
Susana, la felicidad es la consecuencia del esfuerzo personal. Peleas por ella, te esfuerzas por alcanzarla, insistes en ella, y muchas veces, incluso viajas al otro lado del mundo a buscarla. Pero una vez conseguida, no te relajes, porque debes hacer un inmenso esfuerzo para continuar nadando hacia arriba en la felicidad, para siempre mantenerte a flote sobre ella. 
Recuerda que tú tienes que participar sin cesar en las manifestaciones de tus propias bendiciones"


S. Díaz

3.09.2011

CORAZONES DE HIELO




Ahora dicen que los segundos van más rápido, que a las 24h exactas que tenían un día le han robado varios minutos, y dicen que eso fue producto del acelere con el que está girando últimamente la tierra y que por eso ya el tiempo no rinde, y los días no alcanzan y los años están pasando con más velocidad. Bueno, como que es por eso que sentimos que se nos está pasando la vida volando, porque el tiempo, cura perfecta para la impaciencia, anda impaciente en este siglo. Para la muestra un botón, yo, metida en el cuento de aprovechar el tiempo ya se me ha pasado un año y con él se me ha ido un poco de mi vida. 


Hay un gran cantidad de cosas que se han vuelto ajenas a mí con el tiempo; cosas que se han ido desvaneciendo. Hay lugares que frecuentaba a diario y que quizás, al volver, no pueda reconocer muy bien. Hay palabras, rutinas, reacciones, rituales que se han ido difuminando con los meses. Habían sentimientos arraigados que se han ido marchando, algunos sin querer y otros yo queriendo. Y así, con ese mismo decantar, se han ido esfumando sabores, olores, gustos, sensaciones, amores y hasta odios. Y ya muchas veces no logro revivir esa rica sensación de aquellos besos que parecían sinceros o de la ternura que se asumía implícita en esos abrazos desapasionados...ya es difícil acordarse del sonido de las risas que llenaban mis tardes o de lo que me decían esas miradas. Tengo vagos recuerdos de lo que alguna vez vivía tan cercano. Implacables consecuencias del tiempo. Irremediables. Ineludibles. Inevitables. 


Viví momentos que ya se han llevadon sin resistencia, y viví otros que, aunque todavía no los llamaba el tiempo al exilio de la mente, yo misma los fui empujando al olvido eterno. En últimas, este año se me ha pasado entre caminar por las lindas calles de París descifrando lo que quiero ser,  escogiendo lo que no quiero volver a ver en mí, decidiendo lo que quiero incorporar a mi vida, descubriendo lo que me hacía falta, eliminando lo que no me servía para nada y conservando lo que me hará siempre feliz, y viviendo. Porque así como el tiempo me ha quitado, me ha entregado. Tiempo. He tenido tiempo para soñar, para no pensar, para detenerme, sentir miedo, estallar y perdonar. Dios me ha dado tiempo para invocarlo, para rezarle, para darle las gracias, pedirle, exorcizarme y volver a comenzar. Me ha sobrado el tiempo para cantar, bailar, caminar, viajar, cocinar, jugar y transformarme. Y también tiempo para anclar, encallar, desanudar, zarpar y aventurarme.  


Y hoy soy más como decidí que quiero ser, hoy el tiempo me ha hecho lejana y cercana a la vez, hoy el tiempo me ha hecho una mezcla de lo gastado con lo nuevo, hoy el tiempo me ha hecho más libre y menos impaciente. Y lo demás? Lejano.Tan lejano que poco logro reconocerlo, y a veces de verdad quisiera. Pero es tan lejano que me cuesta creer que alguna vez hacía parte de mis días. Lejano como lo que se nunca se ha conocido. O simplemente, lejano.  


Y un día cualquiera llegan esos anhelos de recordar, pero después que el olvidar fue tan fácil, el recordar se vuelve difícil. Nada raro, nada exagerado. Son pequeños gestos, breves momentos, sensaciones casi imperceptibles. Eso es lo que extraño. Como el olor que brota de la tierra cuando se anuncia la lluvia en medio de una típica tarde de 30Cº, la mirada pícara y bondadosa de mi hermano al sonreír, los abrazos interminables y exageradamente amorosos de mi hermanita, la manera en que mi papá siempre me agarra la mano cada vez que caminamos juntos, los chistes íntimos que terminan en carcajadas a mandíbula batiente en una tarde cualquiera charlando con mi mamá. Las frutas picadas en inmensos bowls que encuentras siempre que se abre la nevera en la casa de mis padres. La brisa fresca de las 6 de la tarde que baja de la Sierra Nevada y llega hasta la terraza solo para balancear sutilmente los mecedores vacíos. El pasar las horas escuchando las historias sesenteras y los pesares triviales de mi abuela. Una arepa de queso hirviendo con una coca-cola deliciosamente helada. Una velada entre amigas y Cosmopolitans en el sitio más trendy de la capital. Tarde de vallenatos cantados por barranquilleros y cachacos al compás de cervezas y rones. 


Pero bueno, entre añoranzas y olvidos, puede ser que lo que más extrañe sea lo que no puedo recordar, porque no alcancé a conocer: los besitos que hace poco aprendió a dar mi primita y que a mí me ha tocado simplemente imaginarmelos...ajá, el tiempo ha hecho su tarea y me ha quitado cosas, pero parece que Dios me ha enviado mis  compensaciones; nuevas percepciones, nuevas determinaciones, nuevas personas, nuevos amigos, y aunque mantengo el mismo Dios ahora vivo con un corazón renovado [el mismo que para soportar la distancia y las separaciones aprendió a imitar a los corazones de hielo. Implacables consecuencias del tiempo. Irremediables. Ineludibles. Inevitables.]


S. Díaz